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La magia de Jalapa de Díaz, el contexto del arte mexicano.

La zona geográfica de Jalapa de Díaz es especial. La naturaleza es mágica e imponente y la selva húmeda domina el lugar a través de un color verde esmeralda único que te conecta directamente a un espacio de ensueño, un choque muy fuerte para aquellos que vivimos en la Ciudad de México.


Los grandes y floridos cerros, así como las cascadas cristalinas son elementos cotidianos en la vida de las artesanas, quienes aprovechan los recursos de la madre tierra en su totalidad, desde bañarse en el río que corre a tan solo unos pasos de su comunidad, hasta tomar de ella sus colores y formas para bordar. Su arte representa todo aquello que obtienen de la tierra, es una manera en la que honran lo que el mundo les ha dado.

Estas artesanas, por su parte, son tímidas a primera vista, pero a través del tiempo nos hemos ido conociendo y hemos logrado conectarnos: han logrado reconocer el interés auténtico que tenemos por su trabajo y como consecuencia abren su corazón y su casa como un agradecimiento a aquellos que buscan ayudarlos, según nos comentaron. Albina, una artesana del grupo, nos reveló el origen del arte ancestral que practica y la manera en la que la comunidad se beneficia con el proyecto:

Yo he visto desde niña bordar a mi Mamá y eso me motivó para que desde los siete años aprendiera el oficio. Ahora, yo les doy trabajo a otras familias para que me ayuden en mis pedidos. Es así como nos apoyamos todos".







El impulso del trabajo en comunidad y la integración de las familias son objetivos muy importantes para la fundación. En el taller, hemos tenido la fortuna de contar con la presencia de los esposos de las artesanas, quienes curiosos se acercan a ver el trabajo que realizan, como un recuerdo de la labor que los hombres hacían décadas atrás. Las mismas artesanas son quienes nos relatan que anteriormente eran los varones los que producían las prendas de vestir, lo cual se perdió por falta de oportunidades y el enfoque en la agricultura.

Entre risas tímidas, la misma Albina nos comenta:


A mi esposo le gusta lo que estoy aprendiendo en el taller que nos da la Fundación Hilando Arte, así que lo puse a bordar...”.


Sirve esto como otra muestra de que la mujer en esta zona es la figura unificadora de las familias y que el trabajo es la fuerza que ha forjado esta cultura milenaria, integrando los diferentes roles en la comunidad.


Después de esta conversación no dejamos de preguntarnos: ¿Cómo podemos lograr que esta práctica cultural florezca si pocas artesanas tienen la posibilidad de encontrar buenos compradores?, ¿cómo darles un espacio y una oportunidad para dar a conocer su trabajo y lograr venderlo al precio que realmente merecen?


Las artesanas no salen de la comunidad, que está a 9 horas de la Ciudad de Oaxaca y a 8, de la Ciudad de México, el único mercado con el que cuentan es su mercado local. Creemos que la respuesta está en que con buenas ideas y acciones, podemos ser facilitadores para dar a conocer sus prendas textiles artesanales bordadas con gran amor, y así seguir cultivando el talento mexicano que a veces creemos perdido, y del cual muchos hemos sentido gran orgullo.

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